jueves, 28 de julio de 2016
Desmán de los Pirineos
El Desmán es un pequeño mamífero que pertenece a la familia de los topos.
Su cuerpo no es muy alargado, mas bien ancho y aplastado, similar al de una rata. Su hocico tiene forma cónica y en su extremo existe una prolongación con forma de trompa móvil que mide unos 2 cm. y está provista de unos pelos sensibles. Es muy característica y en su extremo se encuentran los orificios nasales. Sus ojos son muy pequeños y no tiene orejas, encontrándose los oídos cubiertos por el pelo. Mide entre 9,8 y 13,5 cm., a lo que hay que añadir su larga cola que mide entre 13 y 15,6 cm., la cual tiene forma cilíndrica, aplastada por los lados y una quilla de pelos por la parte inferior. Su peso varía entre 35 y 61 gramos, con una media de unos 49,5 gramos.
Posee unas patas con 5 dedos cada una, que están provistas de fuertes uñas, y unas membranas entre los dedos a modo de aletas, que le sirven para facilitar la natación, estando las patas traseras más desarrolladas que las delanteras.
El pelo es espeso, muy peludo y con aspecto brillante. El de la espalda y el de los costados varía de castaño oscuro a gris, y el del vientre suele ser color crema.
El Desmán normalmente vive entre 3 y 4 años.
Su dentadura está compuesta por un total de 44 dientes, teniendo tanto en la mandíbula superior como en la inferior, 6 incisivos, 2 colmillos, 8 premolares y 6 muelas, diferenciándose entre premolares y muelas porque los primeros tienen 2 cúspides y los segundos 4.
Existen dentro de la Península 2 subespecies, Rufulus y Pyrenaicus, siendo la primera de inferior tamaño y ocupando la franja cantábrica, mientras que la segunda, que es más grande se limita a vivir únicamente en los Pirineos.
Hábitat y distribución
Su vida está relacionada directamente con las masas de agua, por lo que vive en cavidades naturales o en madrigueras seguramente ya excavadas, siempre cercanas a cursos de agua no contaminados, bien oxigenados y con abundante vegetación, o zonas pantanosas de montaña de iguales características.
Normalmente se mueve por un territorio de unos 200 metros, en el cual ocupa galerías al borde de los ríos, construyendo su nido bajo raíces de arbustos que crecen en los márgenes, valiéndose para ello de hojas, musgos, etc.
Puede llegar a vivir hasta una altitud de 2.000 metros.
Su situación dentro de la Península Ibérica se limita a los Pirineos, la Cordillera Cantábrica, Zonas del centro peninsular, Galicia y Norte de Portugal. Está ausente tanto en las Islas Baleares como en las Canarias.
Se trata de una especie clasificada como vulnerable por la "Lista roja de los vertebrados de España" publicada por ICONA en 1996.
Aparece recogida en el capítulo II del Convenio de Berna, que advierte que está en grave peligro de extinción y que debe ser objeto de especialísimos cuidados en cada país por lo que también está catalogada de "interés especial".
Le afecta especialmente la contaminación de los cursos de agua, motivo por el que ha desaparecido ya de gran parte del Sistema Central.
Reproducción
El Desmán puede entrar en celo entre los meses de noviembre y mayo, pero lo más frecuente es que lo haga entre enero y mayo, entrando los machos un poco antes que las hembras.
Pueden acontecer 1 ó 2 partos anuales, de los que nacería entre 1 y 5 crías por parto, guarneciéndose en nidos bien resguardados y tapizados con restos vegetales.
Alimentación y costumbres
Se alimenta principalmente de todo tipo de invertebrados acuáticos, pudiendo capturar ocasionalmente crustáceos y algunos peces pequeños.
Es un animal preferentemente nocturno, aunque puede ser observado durante el día. Es acuático, por lo que nada y bucea perfectamente, ayudado sin duda por las "aletas" de las que están provistas sus patas.
Permanece activo durante todo el año, ya que no está sujeto a ningún periodo de reposo invernal ni estival.
Dentro de sus sentidos, debemos decir que su vista y su oído son mediocres, si bien cuenta con un olfato y un gusto muy desarrollados y un tacto extraordinario, que reside en los pelillos de su trompa, los cuales son muy sensibles a los cambios de presión del agua, detectando así obstáculos o presas a 1 metro de distancia.
Los machos depositan sus excrementos en objetos salientes con el objeto de delimitar su territorio.
Entre los animales que se alimentan del Desmán de los Pirineos, se encuentra el Visón Americano (Mustela vison), Visón Europeo (Mustela lutreola) y la cigüeña, etc.
viernes, 15 de julio de 2016
La Cerceta Pardilla
La anátida menos vistosa de la fauna ibérica es también la más amenazada de extinción de todas ellas.
La cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) es un pequeño pato nadador que nidifica en unas pocas charcas andaluzas y alicantinas, apenas 5-6, sus últimos lugares en Europa. También lo hacía en Fuerteventura (Islas Canarias), donde no ha vuelto a verse desde el año 2000.
Oficialmente se encuentra En Peligro Crítico, la peor situación posible. Ha dejado de criar en el Parque Nacional de Doñana y sus poblaciones españolas han quedado reducidas a un centenar de parejas (entre 44 y 138 parejas, dependiendo de los años) concentradas en unos pocos lugares, lo que las hace especialmente vulnerables.
En el marco de la revisión del Plan de Acción Internacional de la cerceta pardilla, encargado por la Comisión Europea a SEO/BirdLife, recientemente se celebró un taller de expertos donde se destacó como principal conclusión que si no se detiene la continua degradación de las pocas localidades en las que se reproduce esta anátida será muy difícil su recuperación.
De todas ellas el embalse de El Hondo, en Elche (Alicante), es su más importante reducto. Aunque de las cerca de 200 parejas que allí criaban hacia 1960 apenas lo hacen ahora una treintena.
Las zonas húmedas cada vez tienen menos agua y la poca que hay es de peor calidad.
¿La culpa? El cambio climático, pero también la contaminación, la sobreexplotación y la mala gestión de estos ecosistemas, a pesar de estar protegidos en su mayor parte.
Algo aparentemente tan insignificante como la suelta de peces exóticos, como las carpas, también está poniendo en peligro a las cercetas, a pesar de ser éstas vegetarianas. Consumen las plantas acuáticas de las que se alimentan los patos y enturbian las aguas, dejando sin calidad a estos espacios.
Los expertos advierten del estado crítico de este pato y todas las administraciones públicas anuncian su compromiso para intentar salvarlo, pero yo les confieso mi escepticismo. ¿Seremos capaces entre todos de evitar su desaparición, o será ésta otra especie para añadir a la negra lista de extinciones?
miércoles, 6 de julio de 2016
El esturión
Entre 1932 y 1970 operó en Coria del Río (Sevilla) una fábrica dedicada a la elaboración de caviar. Los esturiones, de los que se extrae tan delicado manjar, los proporcionaba el Guadalquivir, hasta que la degradación de este cauce y, sobre todo, la construcción de una presa en Alcalá del Río, acabaron con la especie. Un documentado trabajo de investigación de Salvador Algarín revela ahora las características de aquella actividad. Alrededor de cuatro mil esturiones llegaron a procesarse en la factoría coriana, de la que salieron en su momento más de 16 toneladas de caviar.
A pesar de estar estrechamente vinculado a la historia de algunos municipios ribereños, el esturión no sólo ha desaparecido de las aguas del Guadalquivir sino que, incluso, se ha borrado de la memoria colectiva de estas poblaciones. Teodoro Classen, el especialista ruso que, a partir de 1932, se hizo cargo de la fábrica de caviar de Coria del Río (Sevilla), señalaba en uno de sus escritos como este pez ya aparecía en las monedas romanas que se acuñaron en esta población, y destacaba el hecho de que la preparación de caviar fuera, durante el reinado de los Reyes Católicos, un monopolio otorgado a los monjes cartujanos de Sevilla. Sin embargo, concluía, 'este arte se perdió en las riberas del Guadalquivir'.
A comienzos del siglo XX, el esturión se seguía pescando en este cauce, pero sus huevas apenas merecían aprecio, hasta el punto de que se empleaban como alimento para el ganado porcino. Fue la familia Ybarra la que, a finales de los años veinte, se interesó por el aprovechamiento industrial de esta especie, contratando, como especialista en la materia, a Classen. Tras investigar las potencialidades de esta singular pesquería, la sociedad Jesús de Ybarra puso en marcha una fábrica de caviar y carne ahumada que estuvo operativa entre 1932 y 1970.
Un documentado estudio publicado por el Ayuntamiento de este municipio, del que es autor Salvador Algarín, rescata ahora la historia de los esturiones y el caviar del Guadalquivir, completando la minuciosa base de datos que, hasta 1948, elaboró Classen. De acuerdo a estos registros, y los que se llevaron a cabo hasta 1966, la factoría coriana procesó, a lo largo de toda su actividad, cerca de 160.000 kilos de esturiones (más de 4.000 ejemplares), de los que se obtuvieron unas 16 toneladas de caviar. La producción, señaló en su día el especialista ruso, 'es suficiente, con amplitud, para cubrir el consumo nacional', y su calidad 'es equivalente a la del mejor caviar ruso'.
Para organizar la explotación hubo que importar instrumentos de pesca especializados, similares a los que se usaban en el Danubio y en los ríos rusos. Se trataba, explica Algarín, 'de palangres de fondo, con grandes anzuelos empatillados de acero, fabricados especialmente para esturiones'. La adaptación de estas técnicas al Guadalquivir y la elección de las zonas en donde calar las artes corrió a cargo de Efion Moskobició, un especialista rumano.
Según el catálogo de precios de 1939, una lata de 1.100 gramos de 'caviar español Ybarra selecto' se vendía a 165 pesetas, aunque también era posible, para las economías más modestas, adquirir una lata de 50 gramos de 'caviar de segunda', cuyo precio era de 3,50 pesetas. Por tanto, el caviar de mayor calidad venía a costar siete pesetas el gramo, mientras que en la actualidad ronda las 200.
El futuro de esta rentable actividad estaba, sin embargo, hipotecado antes de ponerse en marcha. La presa de Alcalá del Río, que entró a funcionar en 1931, privó a los esturiones de algunas de sus más importantes zonas de cría al no poder remontar el río.
A pesar de este grave impacto, los esturiones consiguieron establecer frezaderos aguas abajo de Alcalá, lo que permitió, en principio, la supervivencia de la especie. La pesca se mantiene en unos niveles aceptables hasta que, en 1961, las capturas comienzan a descender de manera acusada.
Es muy posible, como detalla Algarín, que la extracción de áridos en numerosos puntos del cauce originara la alteración de las nuevas zonas de cría y que este animal se viera, además, afectado por la creciente contaminación del río. Como problema añadido, el esturión venía sufriendo una intensa sobrepesca en las mismas compuertas de la presa de Alcalá, en donde quedaban atrapados los animales tratando de remontar el río.
Si en 1935 llegaron a procesarse en la fábrica de Coria cerca de 400 esturiones, en 1961 apenas se capturaron 49. Tres años después solo entraron la factoría 17 ejemplares y, en 1966, cuando terminan los registros de esta actividad, fueron sólo cuatro los esturiones que pudieron aprovecharse. Así las cosas, en 1970 cierra la factoría, señalándose en la declaración oficial de baja que el motivo de esta decisión era la 'falta de entrada de pescado en el río'.
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